lunes, 27 de junio de 2011

¿CON QUIÉN TE VAS, CON TV AZTECA O TELEVISA?

Si decimos que el fútbol es un gran negocio no estamos revelando ningún gran secreto. Para las cadenas de televisión en todo el mundo se ha convertido en un verdadero maná, principalmente por los derechos de retransmisión y los ingresos publicitarios que genera.




En el caso de México el abanico se amplía más, ya que el “duopolio” que conforman los grupos empresariales Televisa y TV Azteca posee casi el 30% de los clubes que compiten en la Primera División, algo expresamente prohibido por la FIFA con el fin de velar por la competitividad y la deportividad al margen de los intereses empresariales.
Pero ambas entidades tienen otros intereses en juego. El poderoso Grupo Televisa, que domina la industria de la televisión mexicana y controla la mayor operadora de cable (Cablevisión) y la operadora de TV por satélite (Sky), es propietaria del Club América de Ciudad de México (el más popular del país junto al Chivas de Guadalajara), del Necaxa de Aguascalientes, y del Club San Luis, de San Luis de Potosí. Con el regreso del Necaxa a Primera División, Televisa se convierte en la empresa con más presencia en la máxima categoría futbolística mexicana.
Televisa también posee uno de los diez estadios de fútbol más grandes del mundo, el Azteca, sede del América y con capacidad para 114.600 espectadores. Su negocio se extiende con la casa de apuestas Play City, donde se apuesta, entre otras cosas, por los partidos de la máxima categoría del fútbol mexicano.
El otro gran grupo, TV Azteca, tiene a su cargo los equipos Monarcas de Morelia y Los Jaguares de Chiapas, éste adquirido junto a la empresa que lidera la mercadotecnia en Mexico, Interticket.
Entre todos estos equipos suman 5 de los 18 votos del Consejo de Dueños de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), que no tiene una postura oficial sobre la concentración de equipos en manos de estas dos grandes empresas.
En el artículo 18 del estatuto de la FIFA se prohíbe que un mismo dueño o empresa posea dos o más clubes en la misma categoría para preservar la integridad del fútbol, pero su presidente Joseph Blatter ha dicho que no actuarán si no reciben ninguna denuncia por parte de los equipos participantes en la Primera División. Y como era de esperar, por el momento no ha habido protestas.
Televisa y Televisión Azteca controlan los derechos de transmisión de todos los partidos del fútbol mexicano; además, la primera mantiene el monopolio de la difusión de partidos por televisión de pago. Un acuerdo entre ellas permite que la cadena que pierda al equipo que descienda cada año, en su lugar tenga derecho a las retransmisiones del recién ascendido.

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Y por si esto no fuera suficiente, ambas poseen los derechos televisivos de la Selección Nacional mexicana. Precisamente la mexicana es la selección que más encuentros amistosos disputa y la que se concentra con mayor antelación, y son muchos los que opinan que se debe más a intereses comerciales que deportivos. La selección mexicana es servil a los intereses de las televisoras más poderosas del país y se manipula en función de los negocios de unas cadenas que lo controlan todo y exigen el compromiso de que se generen una cierta cantidad de partidos para cumplir con los paquetes que ofrece a sus patrocinadores. Se ha convertido en la gallina de los balones de oro a explotar, y el fútbol en el monopolio más grande de México.
En un país en el que el fútbol levanta pasiones, muchos tuvieron que rascarse el bolsillo o acudir a bares para disfrutar de los partidos del Mundial de Sudáfrica, ya que Televisa y TV Azteca sólo exhibieron en abierto algunos encuentros.
Pero esto que sucede en México no es más que un reflejo de lo que se ha convertido el fútbol mundial en la actualidad: la pérdida del romanticismo de origen para pasar a ser una mercancía más que genera suculentísimos beneficios

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